Si uno tiene una cuenta corriente en el Banco, antes de emitir un cheque se tiene que cerciorar que existe en la cuenta el monto de dinero por el cual va a girar el cheque. De igual manera para hacer cheques espirituales que sean coherentes con la cuenta de Dios, primero debemos cerciorarnos de descubrir el tesoro que está depositado en nosotros; esto lo hacemos a través de tener un encuentro con la Presencia de Dios.
...Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Hch. 3:1-6
Pedro, le dijo al cojo No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy. Y entonces giró un cheque que sólo Dios podía respaldar y dijo en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Esta es la manera en que funciona el Reino de Dios.
La mayoría de las experiencias de Jesús registradas en la Biblia, fueron ejemplos proféticos de los ámbitos divinos que están disponibles para los creyentes.
Jesús invitó a la humanidad a acudir a ÉL cuando dijo:
...Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.Jn. 7:37-38.
¡Si bebo un sorbo de su agua, un río de agua viva va a brotar de mi persona!
¡Esto es increíble!
Sólo es posible en el reino de Dios.
Existe un crecimiento exponencial en todo aquello que Dios libera en nuestras vidas conforme nosotros lo damos a los demás. El uso de aquello recibido de parte de Dios, hace que lo recibido crezca.
Las aguas que vertimos y llevan refrigerio a otras personas, no disminuyen a medida que las liberamos, por el contrario aumentan su caudal. Nuestra capacidad de dar aumenta dando, no reteniendo.
El tipo de gracia que nosotros podemos distribuir está definido por la gracia que hemos recibido de Dios, es el favor divino de Dios, el que define el tipo de agua que nos puede hacer brillar.
Este río de agua viva, es en realidad el Espíritu Santo mismo. Él fluye como un río, y no es como un lago estático. ÉL no sólo está con nosotros para consolarnos y permanecer en nuestras vidas.
ÉL está en nosotros para fluir a través de nosotros para transformar la naturaleza del mundo que nos rodea. En esto consiste lo que Pedro le dio al hombre cojo en la puerta del templo; Pedro le dio lo que tenía. Él buscó entre lo que había heredado de Jesús y vio que había un río que nunca se seca. El cual fluye del Templo de Dios, y se hace más profundo a medida que corre y trabaja para cambiar el curso de la historia del mundo a través de los hijos de Dios.
Se tiene que hacer luz en nosotros y creer en lo significativo que es el toque de Dios en nuestras vidas.
Muchas son las personas que corren de un lado para otro buscando y esperando obtener un toque poderoso de parte de Dios y se ponen en fila para que oren por ellos diferentes ministros en distintos tipos de eventos; y no es que eso está mal. Pero …no podemos volvernos adictos a las imparticiones, parecería que se practica una suerte de incredulidad de que Dios no nos ha dado lo que le pedimos en encuentros anteriores. Nuestra fe no puede depender solamente de la experiencia que sintamos sino de las promesas de Dios. (dadas en su Palabra)
Debemos buscar la Presencia de Dios como ÉL lo ha establecido. Nosotros tenemos que descubrir la verdad que “El Reino de Dios está entre vosotros” como dice Lc. 17:21.