1 Cor. 13:8 “El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará”. En otras palabras, el amor verdadero NUNCA muere. Jesús es el modelo para aprender a amar. Tratemos de entender los principios y las técnicas que Jesús demostró en cada uno de sus encuentros con las personas. El amor es un fenómeno constructor de puentes, con alcance trans-cultural. Todos los seres humanos, anhelamos amar y ser amados.
El terreno para el aprendizaje para todo tipo de relaciones es la amistad. Si aprendemos a hacer amigos, también vamos a ser buenos atrayendo al sexo opuesto, edificando equipos eficientes en el trabajo, en llevarnos bien con nuestros padres, criando a nuestros hijos.
Existe un poder de restauración en la amistad. Deberíamos mejorar permanentemente nuestras conexiones con la gente. Cualquier persona, sin importar cuán introvertido sea, ni cuan torpe haya sido, puede aprender las habilidades para el amor. Solo se necesita tener la disposición para hacerlo.
Los jóvenes de esta generación han descubierto que los mejores tiempos ocurren cuando las personas simplemente disfrutan estar en la compañía de otras personas. Incluso tu mejor amigo puede ser alguien del sexo opuesto sin que exista ningún interés sexual mezclado de por medio. La vida es fortalecida por las relaciones de amistad. Amar y ser amado, es la mayor felicidad de la existencia.
La amistad es un trampolín para toda clase de amor. La amistad tiene un efecto indirecto en todas las otras clases de relaciones en la vida. Las personas que no tienen amigos usualmente disminuyen su capacidad de sostener cualquier clase de amor. Ellos luego tienden a ir en una sucesión de matrimonios, se alejan de varios miembros de la familia y tienen problemas para llevarse bien con sus compañeros de trabajo.
En cambio aquellos que han aprendido a amar a sus amigos tienden a tener matrimonios largos y satisfactorios. Trabajan bien haciendo equipos de trabajo y disfrutan compartiendo con sus hijos. La amistad es el modelo para todo tipo de encuentros íntimos. Por ejemplo, los elementos básicos de un buen matrimonio son una buena relación con Dios, la amistad y el sexo.
Cuando uno pregunta a las mujeres si tienen a alguien a quien le pueden decir todo o casi todo de sus vidas; generalmente la respuesta es afirmativa. ¿Por qué ese tipo de amistad es tan raro de ser encontrado entre los varones? Por supuesto que tiene que ver el condicionamiento social. En nuestra sociedad los hombres nos saludamos dándonos la mano, no es bien visto que los hombres se anden tocando el uno al otro. Una gran mayoría de hombres nunca ha practicado el arte de la intimidad ni los modelos a seguir para andar por ese camino. Las niñas cuando son pequeñas pueden ir al colegio tomadas de la mano unas con otras, no se ve mal que una este encaramada sobre la otra cuando están haciendo piruetas para alentar al equipo de futbol de su colegio, se abrazan y lloran juntas cuando dicen “tú eres mi mejor amiga. Te amo”. Los niños pequeños no se atreverían a hacer algo así. Y finalmente, esto afecta su comportamiento en relación a las mujeres cuando se reúnen con ellas.
La definición de lo que se considera amistad para hombres y mujeres de edad media varía por un margen abrumador, las mujeres hablan de confianza y confidencialidad, mientras que los hombres describen un amigo como “alguien cuya compañía disfruto”. Para la mayoría de los hombres la amistad gira alrededor de actividades mientras que para las mujeres gira alrededor de compartir.
Las mujeres se han vuelto mucho más selectivas que en pasadas generaciones. Hoy parece que están buscando un hombre sensible, y para ellas no hace diferencia alguna si él es fuerte o no lo es. Ellas están buscando una persona que sea más amiga, que responda a la demanda de compartir su vida siendo mejor compañero. La amistad es una mercancía muy valiosa.
Jesús puso un gran valor en las relaciones. El eligió invertir mucho de su tiempo profundizando sus conexiones con un pequeño grupo de personas significativas antes que pasarlo predicando a grandes multitudes. Sus enseñanzas eran llenas de sugerencias prácticas de cómo hacer amistad con las personas. Jn. 13:34-35 “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”.
Esas palabras tienen más de 2 mil años de haber sido dichas, pero su actualidad está demostrada por un famoso estudio que demuestra estadísticamente que las personas solitarias viven vidas considerablemente más cortas que la población general. Este estudio cita estadísticas detalladas para demostrar los aspectos insalubres de la aislación y los mágicos poderes del contacto humano.
Pr. Rafael Vargas S.