El poder de la lengua descansa en la habilidad de producir palabras.
El apóstol Santiago, enfatiza el poder de la lengua y la necesidad de usar las palabras con sabiduría. Expone cuatro verdades sobre la lengua: 1. Tremendamente poderosa. 2. Inherentemente mala. 3. Humanamente indomable. 4. Produce cosas contradictorias.
- Stgo. 3:1-2 “Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación. Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo”. ¡El que es capaz de controlar su lengua, es capaz de controlar todo su cuerpo! Si tienes problemas con la bebida, aquí está la solución,… todo lo que tienes que hacer es controlar tu lengua.
En consecuencia, Santiago nos está diciendo que la lengua es tremendamente poderosa. Aunque es pequeña, tiene una tremenda influencia sobre cualquier parte del cuerpo.
Stgo. 3:3 “He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo”. Con una pequeña pieza de metal, se puede controlar la fuerza de un animal grande y dirigirlo donde quieras. Nuestra lengua controla nuestra fuerza y dirección. Nuestra lengua nos lleva en la dirección en que vamos.
Si no controlamos nuestra lengua nunca alcanzaremos los propósitos de Dios para nuestras vidas. Stgo 1:26. Pensamos que estamos haciendo las cosas como le agrada a Dios, pero como no tenemos dominio de nuestra lengua, todo eso es en vano. Nuestra lengua es tremendamente poderosa, puede ayudarnos a alcanzar el propósito de Dios para nuestras vidas, o puede mantenernos corriendo sin destino y logrando poco o nada.
Stgo. 3:4-5 “Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!” El timón controla la dirección de un barco, es crucial, porque un barco debe ser puesto en dirección adecuada en función del viento y de las olas, en especial durante una tormenta, caso contrario se volcará y hundirá. Lo mismo nos sucede, cuando hay crisis, lo que uno dice es importante. Enfréntala hablando la Palabra.
Stgo. 3:5-6 “Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno”. Un incendio en el bosque acaba con la vegetación, la vida silvestre y deja un panorama desolador, y es producido por una chispa de fuego. Nuestra lengua sin control tiene el poder de provocar similares devastaciones en nuestras vidas y en las de los demás.
Stgo. 3:6 “Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno”. La maldad de la lengua encuentra su pico de expresión en la adolescencia. A medida que crecemos, las restricciones sociales nos hacen refrenar la lengua un poco.- Stgo. 3:7-8 “Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal”. La lengua no es solamente un mal, sino que es humanamente indomable. La buena noticia acá es que divinamente si es domable. Aquel quien la creo puede domarla.
- Stgo. 3:9-12 “Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 11 ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce”.
La lengua puede producir tanto bendición así como maldición. Lo crítico es que ese maldecir está dirigido contra personas, personas amadas por Dios y hechas a su imagen. Personas que Jesús amó de tal manera que dio su vida por ellos. Entonces Santiago dice, esto es anti-natural para los Hijos de Dios. Por lo que el Espíritu Santo nos advierte y dice “Dejen de hacer eso”. No permitan que la misma boca que alaba a Dios y bendice a sus seres queridos; sea utilizada para maldecir y denigrar a otros seres humanos, peor si es un santo.
Pro. 18:21 “La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos”. Nuestras palabras no solamente impactan nuestras vidas, para bien o para mal, sino que nuestra propia lengua tiene el poder de la vida y la muerte. Porque somos imagen de Dios.
Por estas razones es tan importante que aprendamos a controlar nuestra lengua; y la utilicemos para traer vida y bendición.
Bendiga su familia, su barrio, su ciudad, su Nación en el poderoso nombre de Jesús.
Pr. Rafael Vargas S.