Cualquier cosa que no administramos bien, la perdemos. Tenemos que entender que la buena administración de nuestras vidas es sólo poner sabiduría en acción.
Las etapas de crecimiento del ser humano son básicamente cuatro, y son aplicables a cualquier área de nuestras vidas. Las etapas: de sobrevivencia, estabilidad, triunfo y significancia o un valor especial. El objetivo final es que cada área de nuestras vidas alcance a tener sentido, a representar un valor especial. En algunas áreas de nuestras vidas lo alcanzamos mas rápidamente que en otras. Por ej. podríamos estar viviendo una etapa de triunfo en nuestra vida profesional y todavía estar tratando de alcanzar una etapa de estabilidad en nuestra salud. Todos tenemos áreas que mejorar en nuestras vidas. Así que sólo tenemos que seguir aprendiendo y madurando...
Unos cuantos mensajes públicos con asistencia de multitudes están registrados en la Biblia. El resto de lo que conocemos acerca de Jesús proviene de conversaciones con personas individuales: un ciego, la samaritana, una viuda. A veces es tentador creer que solamente los ministros del evangelio que hablan delante de multitudes pueden marcar la diferencia. Pero si hemos de impactar nuestro barrio, ciudad y Nación, necesitamos tener claro el principio básico: Dios para cambiar al mundo lo hace una persona a la vez. Por ello es importante prestar atención a la vida de Jesús y aprender de ella.
Hay aspectos que debemos corregir de nuestra manera de ver la expansión del Reino de Dios en la tierra. Una herramienta poderosa que tenemos para marcar la diferencia es nuestra propia historia personal. Cuando alguien esta abierto a escuchar acerca de tu vida: tus angustias, experiencias, vivencias, dolores, triunfos y derrotas, y cómo encontraste respuestas a tus necesidades, te llenaste de esperanza e incluso los milagros que experimentaste luego de encontrar a Cristo. Nadie podrá discutir tu experiencia personal si tu la mantienes real y sin exagerar...
Llevarse bien con las personas no siempre es una tarea fácil. Para ganar el favor de las personas nosotros debemos tratarlas con respeto, dignidad y apertura con la que Jesús trataba a las personas.
Existen características básicas que deberían estar presentes en nuestra manera de relacionarnos con otras personas. Estas son el amor, el perdón, la aceptación y la fe. Cuando uno ama, acepta, espera lo mejor y perdona, entonces uno disfruta de relaciones de mejor nivel y provoca que quieran estar cerca de ti.
¿Preferiríamos estar cerca de personas que nos juzgan, nos ofenden con facilidad, nos guardan rencor o de personas que nos aman, aceptan, creen en nosotros y nos perdonan cuando fallamos? Nadie disfruta ser juzgado, avergonzado, criticado, ni que su vida sea ventilada a los cuatro vientos; en contrapartida todos responden positivamente al amor, la protección, el perdón y el respeto...
Muchas personas tienen ideas preconcebidas de cómo opera y también de cómo no opera Espíritu Santo. Hay quienes creen que los no creyentes están tan necesitados de Dios que van a ir a la iglesia a buscar esa ayuda que necesitan, y por esa manera de pensar no llevan el amor ni el poder de Dios al mundo.
Tenemos un modelo a seguir y su nombre es Jesús. ÉL hizo milagros dondequiera que fue. Cuando Jesús iba a tocar alguna vida, ÉL no seguía un protocolo en particular, menos aún recurría al sensacionalismo para llamar la atención. En la Palabra vemos que el mover de Jesús y los apóstoles era de forma natural. Existe una gran brecha entre como operaba Espíritu Santo a través de ellos y los métodos que hoy utilizan muchos cristianos...
Dios hace las cosas a su manera, nosotros no podemos encasillarlo, ÉL es soberano, hace las cosas como ÉL quiere. Por ejemplo, algunas personas recuperan la salud cuando perdonan a alguien que les hizo mucho daño. Otros salen de su enfermedad poco a poco, usando medicina tradicional o alternativa. Y otros reciben un milagro apenas dejan irse a la ansiedad y depositan su confianza en Dios. No tiene el más mínimo sentido tratar de crear una fórmula o un sistema de cómo, cuándo y dónde orar por las personas, Espíritu Santo nunca va estar limitado por las reglas que imponga el hombre. Porque si pudiéramos limitarlo de esa manera, entonces sólo tendríamos que escucharle una sola vez y entonces sabríamos lo que tenemos que hacer en cada situación. Y aunque la situación fuera parecida, generalmente Dios no obra de la misma manera dos veces. A Dios no le gusta repetir la receta y en particular cuando te está enseñando dependencia de ÉL.
Supongamos que tengo seiscientos mil dólares para regalar y me acerco a tres personas que tengan problemas financieros: La primera persona es un padre de familia que esta punto de perder su casa porque la presentó como garantía de un crédito que no pudo pagar, la segunda es una madre cuyo pequeño hijo necesita un trasplante de médula ósea para salvar su vida, y la tercera persona es un padre de familia que anhela viajar a Europa con su familia y en un mal negocio perdió todo y quedo endeudado. A cada una de ellas le ofrezco regalarle ciento cincuenta mil dólares. La reacción de cada una de ellas sería diferente.
El padre de familia a punto de perder su casa tal vez se quedaría boquiabierto, con una expresión de incredulidad y no entendería lo que le estaría pasando. La madre cuyo hijo necesita el trasplante de médula ósea con seguridad se pondría a llorar de agradecimiento. Y el padre de familia que perdió sus ahorros se pondría a saltar de alegría. Estaríamos presenciando tres diferentes reacciones...
Mt. 11:28-30 28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. Jesús vino a este mundo a ofrecernos tener una relación personal con Dios. Esta relación nos proporcionaría el beneficio de hacernos descansar de nuestras cargas y tribulaciones.
Analizando la vida de Jesús, apreciamos aspectos que resaltan, como que ÉL estaba conectado con el Padre. Él se apartaba para estar a solas con Dios y pasar tiempos de comunicación intensa a través de la oración. Mt. 14:23.
Cristo vive en mí! Realmente ¿estamos seguros que así es? Si lo crees, deberías estar consciente que estas facultado para ser como Jesús. ¡Y ÉL es súper poderoso!, mucho más poderoso de lo que tu mente pueda imaginar.
Muchos cristianos tienen una idea equivocada de quien es Jesús, y esa es una de las razones más fuertes para que no puedan tener una relación de intimidad con Espíritu Santo. Para algunos, Jesús era una persona de carácter apacible y sentimental. Es evidente que Jesús personificó el amor, la paz y la paciencia; pero tenemos una visión parcial si solo nos concentramos en esas características y olvidamos por ejemplo su sabiduría, liderazgo, pasión, confianza, su capacidad para impactar a su generación y a las venideras.
Juan describe al Cristo resucitado de una manera diferente. Ap. 1:12-18 …14Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; 15 y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. 16Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza… Nuestra idea de cómo es Jesús, a veces dista kilómetros de cómo realmente es ÉL. ÉL es nuestro Dios, nos inspira admiración y asombro, es magnífico y poderoso; es intenso y firme, es valiente y confrontador.