“¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios”. Ro. 2:4-5.
Benignidad
Se refiere a algo creado para el bien. De comportamiento ejemplar, que proclama gracia, ternura y compasión demostrando amabilidad, integridad y gentileza.
Bondad
Es la calidad bueno. La bondad es una expresión de la benignidad.
Paciencia
Capacidad de soportar dificultades, pruebas o retrasos sin enojo ni desesperación. Perseverancia ante las pruebas, o espera expectante por el cumplimiento de una promesa.
Longanimidad
Paciencia prolongada. Es la constancia, paciencia y fortaleza de ánimo ante las situaciones adversas de la vida.
Las Escrituras confirman que la Buena Persona merece el justo juicio de Dios. ¿Por qué la persona buena y moral, como cualquier otra persona en el mundo, merece el juicio de Dios, y por qué se le llama el justo juicio de Dios?
Merecen el juicio de Dios por lo que la gente buena desprecia. Versículo 4: Despreciaste las riquezas de su bondad, paciencia y longanimidad. Aquí tenemos una trica de bendiciones de Dios:
- Su bondad
- Su paciencia,
- Su longanimidad
Dios es lento para vengar el mal. Sin embargo, la persona buena y moral menosprecia esto. El justo juicio de Dios es merecido cuando alguien desprecia o menosprecia la bondad, la misericordia y el amor de un Dios santo y justo. Merecen el juicio de Dios por lo que rechazan. Pablo afirma: ...ignorando que su bondad te guía al arrepentimiento. La bondad de Dios es la gracia común de Dios. Existe la gracia salvadora que nos integra a la familia de Dios, pero existe la gracia común que experimentan todos los miembros de la familia humana.
Si comiste bien hoy, si dormiste bien anoche, si tienes un buen hogar, si tienes una buena familia, si tienes una mente sana, si tienes un cuerpo sano, has experimentado la bondad de Dios, la gracia común de Dios. Esta experiencia de vida debería llevar a la Buena Persona a decir: “Dios ha sido tan bueno conmigo que lo mínimo que puedo hacer es arrepentirme de mis pecados y entregar mi corazón y mi vida al Señor Jesús”. La bondad de Dios no es una invitación al pecado. Es un incentivo para el arrepentimiento.
Hemos aprendido lo que la gente buena desprecia, rechaza.
Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y la revelación del justo juicio de Dios. Ro. 2:5
Este versículo dice que cada día que una persona perdida vive en pecado, acumula ira que experimentará en el día de la ira.
La palabra griega traducida “atesora” significa acumular, almacenar, atesorar. La imagen de fondo es la de un avaro que atesora piezas de oro, acumulándolas gradualmente. La Escritura dice que, ya seas un pagano total o una persona de buena moral, los pecados que cometes a diario generan una acumulación de pecado en tu vida que resultará en una acumulación de ira en el día de la ira.
“Vuestras malas obras son la chispa que enciende la paja”. Is. 1:31
El versículo de Isaías dice lo que dice Romanos 2:5. El impenitente, el incrédulo, ya sea un pagano total o una persona de buena moral, acumula su propia ira. Y en el día de la ira, traerá su propio juicio sobre sí mismo por las cosas que ha hecho y los pecados que ha cometido.
Existe un peligro real para la persona de buena moral, corre el peligro de acumular día a día estos pecados que los conducen al día de la ira. Leemos: Pero conforme a tu dureza y a tu corazón impenitente.
Cada día que una persona se niega a arrepentirse de su pecado y a venir a Cristo, endurece su corazón. La palabra griega aquí es de donde proviene la palabra “esclerosis”. Han oído hablar de la esclerosis arterial. Significa endurecimiento de las arterias. El endurecimiento de las arterias resultará en la tumba. La esclerosis del alma — endurecimiento del alma — resultará en el lago de fuego.
Hay personas buenas y decentes que viven cada día acumulando ira para el día de la ira. Cada día que rechazan al Señor Jesucristo, es un día más para que su alma sufra esclerosis. Y puede que llegue el día en que puedan oír las canciones, pero ya no les conmuevan.
Pr. Rafael Vargas