Nm. 13:1-2 1Y Jehová habló a Moisés, diciendo: 2Envía tú hombres que reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel; de cada tribu de sus padres enviaréis un varón, cada uno príncipe entre ellos. Israel está al borde de la tierra prometida, listos para entrar en las bendiciones que Dios ha guardado para ellos y vivir su llamado de ser una Nación cuyos caminos habrían de ser luz para otras naciones. Ex. 19:5-6. Todo apuntaba a que se estaba viviendo el preludio de una celebración, pero la incursión de los espías a la tierra prometida les permitió presentar un informe que derivó en la rebelión de Israel en contra de Dios y provocó el rechazo a su llamado.
Los espías cumplieron su misión en parte, trajeron uvas, higos y granadas. La imagen de los exploradores trayendo un racimo de uvas tan grande que es sostenido por dos hombres utilizando un palo, es un maravilloso símbolo de la fertilidad y la productividad de la tierra prometida. Comparado con la comida que tenían en Egipto y que los israelitas extrañaban. Los frutos mostraban que la tierra prometida excedía sus anhelos. Dios siempre nos da más de lo que anhelamos tener.
Pero, así como los exploradores están impresionados con la tierra, también están temerosos de los habitantes del lugar. Su preocupación y ansiedad rápidamente eclipsan su informe inicial. Mientras Caleb trataba de dar esperanza al pueblo, un optimismo basado en su confianza en el liderazgo del gran YO SOY, los otros no tienen la mas mínima esperanza. Nm.13:30 y Nm. 14:8.
Los otros diez espías dieron un reporte falso, exagerado, que mostraba a la gente que la habitaba mucho peor de lo que realmente era. Ellos mintieron con el fin de amedrentar al pueblo y lo consiguieron. Al escuchar el pueblo el malvado informe, lloraron, se quejaron, dudaron de los motivos de Dios y quisieron reemplazar a Moisés por otro líder para que los regrese a Egipto. Nm. 14:1-4. Ellos rechazaron el plan de Dios para ellos. Este pecado del pueblo es multifacético. Ellos creen las afirmaciones exageradas de los 10 espías y empiezan a sospechar que Dios tiene malas intenciones. Nm. 14:3 3 ¿Y por qué nos trae Jehová a esta tierra para caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros niños sean por presa? ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto? ¡Su escepticismo distorsiona su visión, a tal punto que la esclavitud que vivieron en Egipto les parecía mejor que seguir a Dios! Así que empezaron a hacer planes para regresar. Nm. 14:4 4 Y decían el uno al otro: Designemos un capitán, y volvámonos a Egipto. En sus corazones ellos rechazaron el plan de Dios, y a Dios mismo.
El pecado del pueblo se da cuando Dios los esta guiando a un lugar con semejanza al Edén, una tierra que es fértil y productiva, donde Dios y su pueblo morarían otra vez en armonía. Y como sucedió en el jardín del Edén, una mentira envenenó dicha armonía. El temor combinado con escepticismo acerca de la protección y los propósitos de Dios provocan que el pueblo no quiera poseer la tierra prometida ni tomar sus frutos; y en lugar de ello se pongan a hacer planes para regresar a la esclavitud. Rechazan su llamado en favor de las comodidades fáciles y la falsa seguridad de la esclavitud en Egipto. Ellos rechazan a Dios y su plan, no porque querían más, sino porque se han conformado con menos.
El pecado de Israel es la pereza. El pueblo de Dios no quiere ir contra los habitantes de la tierra prometida para alcanzar las metas del pacto con Dios. Su negligencia esta combinada con temor, perdida de esperanza y escepticismo sobre el futuro, a causa de ello, el pueblo de Dios rechazó el proyecto de conquistar la tierra prometida. Se rindieron antes de alcanzar la meta.
Pensando en la iglesia, no es difícil identificar que existe una dinámica similar. El escepticismo de que Dios este liderando realmente a la iglesia, y el escepticismo que realmente seguir y servir a Dios con todo el corazón y con todas las fuerzas es la mejor decisión de la vida y que esta decisión va a traer todo lo bueno que puede pasar en la vida. Muchos de nosotros, los cristianos, encuentran como mejor buscar ciertas comodidades limitadas y una falsa seguridad en aquello que impera en el mundo en que vivimos. Las dificultades y el esfuerzo necesario para alcanzar las últimas etapas de la conquista de las recompensas futuras parece que demandaran mucho trabajo. Además, ¿Estamos seguros de que realmente Dios nos esta guiando? ¿Que tiene en mente nuestros intereses?
Dado el escepticismo y el arduo trabajo que se necesita para perseguir el llamado como pueblo de Dios, unas cebollas y unos ajos en mano parecen ser más seguros, fáciles y reconfortantes que la fiesta de tener comunión intima con Dios y que esta a la vuelta de la esquina.
La reacción de Dios ante el pecado de su pueblo es una combinación de juicio y gracia. Nm. 14:20 .. Yo lo he perdonado … y Nm. 14:19 .. la grandeza de tu misericordia … Se manifiestan: la paciencia y el deseo de continuar la relación con su pueblo. Esa relación implica disciplina y santificación. Y el castigo de alargar la travesía de Israel en el desierto por 40 años sirve como fuego purificador. Las actitudes y pecados de Israel serán arrojados de en medio del pueblo de Dios. Nm. 14:33
Finalmente, la gracia de Dios incluyó el precioso regalo de la persona de Jesucristo. En ÉL, Dios esta trabajando para limpiar, purificar y crear una nueva humanidad. Como cristianos estamos llamados a ser participes del fruto de la obra de Cristo. Con asombrosa frecuencia somos tentados por el escepticismo, la desesperación y la negligencia que nos hacen retroceder a los placeres fáciles, pero finalmente insatisfactorios de nuestra cultura.
Pr. Rafael Vargas S.