Tú no puedes tener la tierra prometida sin haber atravesado el desierto. Dios quiere llevarte por el desierto y meterte en sus promesas de bendición. Muchas veces tu pretendes tomar una ruta más directa en un intento de escapar del desierto, pero pierdes tu entrenamiento para ser un vencedor y al final acabas siendo vencido.
Veamos el viaje de Israel. Dios no los llevo por el camino directo, ellos podrían haber llegado en menos de dos semanas a la Tierra Prometida. Si ellos iban por la ruta directa, no iban a estar preparados para entrar y tomarla. Los enemigos en la ruta directa eran demasiado fuertes para un pueblo que no tenía entendimiento alguno del arte de la guerra.
No siempre es una cosa negativa estar en el desierto. Hay tiempos en los que Dios nos guía a todos por el desierto. Dios no quiere que vivamos en el desierto, ni que vaguemos en el, ni tampoco que muramos en él; Dios tiene buenos propósitos para llevarnos a través del desierto. Porque el desierto es un lugar de transición. Hay veces en la vida en las que no puedes alcanzar tu destino sin haber pasado por un desierto.
En el desierto bíblico hay algo más que arena, escorpiones y víboras. En la Biblia la palabra desierto simplemente significa “una región deshabitada y desolada”. Las áreas descritas como desiertos en la Biblia eran secas, pero no eran carentes de vida. El desierto tenía grandes áreas de vegetación.
El desierto no tenía suficiente vegetación para el asentamiento de humanos, pero era súper para las ovejas. El desierto era el lugar donde los pastores pastoreaban a sus ovejas. Es por eso que el desierto es generalmente una figura de la vida cristiana.
Viviendo la vida, nos vemos inmersos en alguna clase de desiertos. Y Dios quiere que sepamos que EL está ahí como nuestro pastor para cuidarnos en cada desierto. El desierto es el lugar de aprendizaje primario, es nuestra escuela, donde aprendemos del amor de Dios y de su protección.
Cuando tú te encuentras en el desierto, no significa que has perdido a Dios. Lc. 4:1 1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto. Dios también llevo a Israel al desierto. Ellos estaban siguiendo la nube. Era Dios quien quería que estén en el desierto. Y es así que algunas veces Dios te va a guiar hacia el desierto, lo que es importante saber es por qué lo está haciendo y que quiere que hagas o aprendas allá.
Saliendo de Egipto, la primera cosa que encontraron los hijos de Israel fue el mar Rojo. Esa fue una experiencia traumática. Miraron el mar Rojo, luego miraron para atrás y vieron al Faraón persiguiéndolos para hacerlos volver. Esta es una figura del nuevo cristiano. Cuando le das tu vida a Jesús, eres hecho libre, pero rápidamente descubres que tu vida pasada te va siguiendo y trata de hacer que vuelvas atrás. Los viejos hábitos tratan de re-surgir.
Para Israel, la clave de su libertad fue pasar por las aguas. Dios preparo un camino para que así sucediera. Conforme ellos pasaron por las aguas, su vida pasada fue cortada y desconectada detrás de ellos. Esta es una figura del bautismo. El bautismo te corta, te desconecta de tu vida pasada. Las aguas bautismales te dicen “eres una nueva criatura”. El tiempo del bautismo es un tiempo de enorme regocijo. Cuando Israel salió de las aguas, ellos tuvieron una tremenda celebración.
Dios te va dar tu victoria de manera que tu fe sea construida para enfrentar la próxima prueba en tu camino. Para que puedas entrar en tu destino, tu FE necesita crecer. La fe crece cuando esta es probada. En su tiempo de prueba, los israelitas enfrentaron cinco pruebas clave.
- Las aguas amargas – Quejarse y murmurar es peligroso y contagioso. Murmurar te quita la visión para el futuro, provoca que dudes de la bondad de Dios en el presente, provoca que la incredulidad crezca y sea más profunda e invita a crear adversidad. Mire lo que dijo Dios. Núm. 14:27-29. Aprendamos a adorar a Dios en la adversidad.
- La bendición abundante en Elim. 15:27. Cuando Dios nos bendice, mira nuestra respuesta, si es o no es de gratitud a EL. Porque su meta es Dt. 28:47.
- El desierto del pecado – Sin comida. En tiempos de prueba, es importante mantener los ojos en la promesa.
- Falta de agua. Llegados a Refidim no hallaron agua y volvieron a murmurar. Dios les proveyó a pesar de su incredulidad, hizo brotar aguas de la roca. Esta es una prueba recurrente en el camino o confiamos en Dios o nos enfocamos en nuestra ansiedad y nuestros temores.
- Ataque de los amalecitas – También fue en Refidim, que los amalecitas estaban emboscando a los rezagados y a los débiles. Moisés dio una lección al pueblo de Dios. “No murmuren, no se quejen; cuando estén en angustia y prueba; levanten sus manos al Señor y EL los librara, EL va a pelear por ti. Él te va a dar la victoria.
Pr. Rafael Vargas S.