“6 El cual pagará a cada uno conforme a sus obras: 7 vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, 8 pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; 9 tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego 10 pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; 11 porque no hay acepción de personas para con Dios. 12 Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; 13 porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. 14 Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, 15 mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, 16 en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio”. Ro. 2:6-16.
Hay tres principios de juicio por los cuales cada individuo será juzgado.
Primero
Cada individuo será juzgado según su conducta. En los versículos 6-10, nos dice eso.
En este pasaje hay dos grupos de personas. En el versículo 7 tenemos a los salvos. En el versículo 8, a los perdidos. En el versículo 6, Pablo dice que cada individuo será juzgado según su conducta. Tengan en cuenta que no estamos hablando de salvación. No estamos diciendo que serán salvos por sus acciones o su conducta. Estamos diciendo que el juicio se basará en su conducta.
En el versículo 7 se habla de la persona salva. ¿Qué busca una persona salva en la vida? Busca la gloria, el honor y la inmortalidad. El resultado de esa vida es la vida eterna. Este estilo de vida demuestra que esa persona ha sido salva.
¿Qué pasa con la persona perdida en el versículo 8? Es una persona contenciosa. Es decir, está en rebelión contra Dios. Por lo tanto, no obedece la verdad. Obedece la injusticia. ¿Cuál es el resultado?
Pablo da cuatro palabras que, juntas, ofrecen una de las imágenes más gráficas del infierno en toda la Biblia. Indignación: la ira explosiva de Dios. Ira: la ira de Dios que crece lentamente. La indignación es la barra de dinamita, la mecha es la ira de Dios que crece lentamente, y un día la mecha chocará con la barra y se producirá la explosión. Pablo dice (vs. 9) que habrá tribulación, tanta angustia y sufrimiento como la humanidad jamás podría imaginar. Luego dice angustia. Esta palabra significa confinar, limitar, restringir. Es la imagen de la terrible soledad de un alma en el infierno sin Dios.
Este versículo dice que el infierno será tribulación y angustia, y significa estar confinado, solitario.
Segundo
Todas las personas serán juzgadas según su conciencia. En los versículos 12-15: “Porque todos los que sin ley han pecado, sin la ley también; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados. Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. Porque cuando los gentiles que no tienen ley hacen por naturaleza lo que es de la ley, estos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos”.
Aquí dice que todas las personas, en todas partes, serán juzgadas por su conciencia. Esto aborda la cuestión de qué pasa con aquellos que nunca han escuchado el Evangelio. Hay algunos principios básicos que sientan las bases para responder a la pregunta sobre quienes nunca lo han escuchado.
Un principio es que algunas personas tienen más oportunidades que otras. Hay quienes, no tienen la ley, y quienes están en la ley. Tú tienes la ley, eso significa que has tenido la oportunidad de escuchar el Evangelio, aunque algunas personas tienen mayor oportunidad que otras. Pero el segundo principio es que todas las personas tienen algo de luz.
“Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó”. Ro. 1:19
Esa es la doble luz que tiene cada persona en el mundo. Está la luz de la creación: Dios les ha manifestado su realidad en la creación. Luego está la luz de la conciencia: Dios se ha manifestado en ellos. Dios ha escrito su ley moral y espiritual en el corazón de cada individuo, y le ha dado a cada uno una conciencia que es la facultad que distingue entre el bien y el mal.
La conciencia es la alarma moral que suena cuando sabes que has hecho algo malo. La Biblia habla de una buena conciencia, pero también de una conciencia vil. La Biblia habla de ser convencido por la propia conciencia; también la Biblia habla de una conciencia débil. Luego, la Biblia habla de tener la conciencia cauterizada. En el mismo momento en que sabes que eres pecador, en el mismo momento en que sabes que estás perdido y que necesitas a Jesucristo, en ese mismo momento debes entregarle tu corazón y tu vida al Señor.
Tercero
El tercer principio es que Dios juzgará a cada individuo según el calendario. En el versículo 16, aprendemos que Dios ya ha señalado el día del juicio.
“en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio”. Ro. 2:16
La cuenta regresiva ya ha comenzado. Estamos un día más cerca del día del juicio. En el día en que Dios juzgará los secretos de los hombres. ¡Qué declaración tan asombrosa!
¿Sabías que la Biblia dice que todo lo oculto será revelado, y que lo que hombres y mujeres han hecho en secreto será proclamado a viva voz? Viene un día de juicio, y la Biblia dice que en ese día Dios revelará y juzgará los secretos de los hombres. ¿Quién será el juez? Jesucristo.
Cuando Jesús vino la primera vez, lo juzgaron. Juzgaron sus acciones, sus motivos y desmintieron todo lo que dijo, y finalmente lo llevaron a juicio ante Poncio Pilato. Fue declarado inocente y a pesar de ello, fue condenado a muerte. La primera vez que vino, fue juzgado. La segunda vez que viene, es para ser el juez. Cada individuo tendrá que comparecer ante el juez, el Señor Jesucristo.
La mala noticia es que, ya seas un pagano total, un miembro de la iglesia perdido o incluso una persona buena y moral, es que todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, y la paga del pecado es muerte. Pero la buena noticia es que puedes resolver tu caso extrajudicialmente.
Todos estamos bajo el juicio de Dios. Todos merecemos la ira de Dios. Todos merecemos el juicio de Dios. Pero la buena noticia del Evangelio es que, para los que están en Cristo Jesús ya no hay ninguna condenación.
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”. Ro. 8:1
Hay esperanza para todos nosotros. Podemos llegar a un acuerdo extrajudicial permitiendo que Jesucristo entre en nuestras vidas y se siente en el trono de nuestros corazones.
Pr. Rafael Vargas