Alguna vez te has preguntado ¿cual es la voluntad de Dios para tu vida?. Si pudieras conocer su voluntad, ¿harías tu mejor esfuerzo para cumplirla sin importar el costo que ello demande? ¿Dejarías de lado tu voluntad y anhelos, para hacer la voluntad de Dios? Y ¿qué si Dios te ha mostrado su voluntad para tu familia, ciudad y País; te unirías a su plan completamente o solo parcialmente?
Si nunca te hiciste este tipo de preguntas, es posible que nunca te hubiera interesado conocer cual es la voluntad de Dios para tu vida, por ello nunca buscaste conocer esa voluntad. Y eso seria realmente algo muy triste. Porque cada Hijo de Dios es redimido con un propósito. Cada hombre o mujer que han sido instrumentos de Dios, lo primero que han hecho es buscar y hacer la voluntad de Dios.
Aun cuando el Rey David cometió terribles errores en su vida, su dedicación personal para conocer y obedecer la voluntad de Dios para su vida fue completamente clara. Sal 119:34-35 34 Dame entendimiento, y guardaré tu ley, Y la cumpliré de todo corazón. 35 Guíame por la senda de tus mandamientos, Porque en ella tengo mi voluntad.
David fue el único hombre de quien Dios dijo que era un hombre conforme a SU corazón. Hch. 13:22 22 … les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero. y como la niña de sus ojos Sal. 17:8a 8 Guárdame como a la niña de tus ojos;… ¡Qué ejemplo!, como para emularlo.
Jesús también expreso esta misma motivación en la única oración que les enseñó a sus discípulos. Mt. 6:10 10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Todos nosotros hemos orado y recitado esta oración innumerables veces, y aun así, ¿cuántos de nosotros realmente sabíamos que es lo que estábamos orando y que significado tenia?
Jesús quería que nosotros buscáramos a diario la voluntad de Dios. Que venga tu reino y que se haga tu voluntad. Porque Jesús quería establecer en la tierra que las cosas sean como lo son en el cielo. En otras palabras, cuando buscamos, oramos por conocer la voluntad de Dios y la obedecemos, nosotros estamos ayudando a establecer SU REINO aquí en la tierra.
¿Es este tu anhelo mas profundo?. Con el tiempo comprendí que fui salvado de ir al infierno con el propósito de traer el Reino de los Cielos a personas heridas, desanimadas, desesperadas en ciudades, en el campo y hasta en diferentes naciones.
En el Jardín de Getsemaní, Jesús hizo su ultima oración antes de enfrentar su juicio. Cuando EL oro diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. El estaba demostrando el mismo principio. El podía haber evitado el dolor y la humillación. El tenia la autoridad para llamar a una legión de ángeles para que lo salvaran de los soldados y los hipócritas que los acompañaban; pero en lugar de hacer eso, EL vio el gran cuadro que se planteaba delante de EL, y allí pronuncio estas palabras famosas: … pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Lc. 22:42b.
Nuestras voluntades por lo general están enfocadas en la comodidad y el confort, la auto-preservación, el orgullo o la ambición. Su voluntad nos dirige a buscar el bien para otras personas.
En el caso de Jesús, su voluntad era que la copa de dolor, rechazo y humillación pasara sin que EL tuviera que probarla. Sin embargo, EL hizo una declaración de su decisión de hacer la voluntad de su Padre Celestial en lugar de hacer su propia voluntad. ¿No es esa la misma decisión que tenemos que tomar todos y cada uno de nosotros en diferentes ocasiones en nuestras vidas? ¿ No es esto de lo que se trata el Señorío de Dios?
Elegir hacer su voluntad en lugar de la nuestra es el punto principal de aceptar a Jesús como nuestro Salvador y Señor. Como Salvador, nos libra de la consecuencia de nuestros pecados; y como Señor, EL lleva la voz cantante para nuestro propósito y destino. En breve, El nos salva de algo, por algo.
Nuestra preocupación diaria, nuestra motivación y oración debería ser “Papito, quiero que se haga tu voluntad en mi vida, en mi familia, en mis negocios, en mi escuela, en la iglesia, y en el gobierno de la nación. Realmente no se como va a suceder eso, pero yo estoy dispuesto a que tu me enseñes, me guíes y me empoderes” Amen.
Pr. Rafael Vargas Salgueiro