Opinar sobre cualquier tema no cuesta nada. Todos tenemos opiniones acerca de casi todo en la vida. Las opiniones son fáciles de formar. Solo un poco de información con el conjunto correcto de circunstancias, y nace una opinión. No son necesariamente malévolas. Simplemente es difícil adquirir sabiduría de una opinión porque no tiene consecuencias. Las decisiones, por otro lado, son lugares maravillosos para aprender sabiduría, si alguien así lo desea.
Como cualquier otro fan del fútbol, tengo mis opiniones en cuanto a qué jugadores son los que deberían jugar, qué clase de formación táctica deberían tener dependiendo del rival y así sucesivamente. El punto es, que para mí fue y es fácil tener una opinión en cuanto al juego; al final de cuentas, no me cuesta nada. Pero los jugadores, los entrenadores, los dirigentes, todos ellos de una u otra manera pagan por sus decisiones. Porque ellos lo viven, lo practican, lo fomentan e incluso para una buena parte de ellos es su fuente de ingresos.
Un Director Técnico Opino-logó siempre tiene la razón y vive con el engaño sutil de que sabe de qué está hablando. Si jugar un partido en cualquier deporte fuera tan fácil, no habría un nivel profesional, ya que todos serían capaces de hacerlo. Vemos el fútbol, y nos encanta ver la Premier League porque nos gusta ver la excelencia que se ha formado a través de la devoción, la disciplina y la capacidad atlética de los jugadores.
Aunque Ud. no lo crea, una de las áreas donde hay más Directores Técnicos Opino-logos es en la iglesia. Cuando las personas no tienen que pagar por sus opiniones es fácil tener una. Como líderes, a menudo recibimos cartas, correos electrónicos y consejos de personas que nunca han hecho nada significativo en sus vidas, pero tienen una opinión.
Aprender sin experiencia es pura teoría.
Solo los sabios conocen la diferencia entre la madurez que viene de la experiencia y la madurez que viene de la teoría. Los críticos de los “moveres” de Dios ilustran esta verdad mejor que la mayoría.
Los críticos de restaurante de la vida de la iglesia rara vez han preparado una comida. Rápidamente desacreditan algo por lo cual ellos no pagaron el precio para obtener. Es como criticar la pintura de un niño. Luego de verla, podríamos decir: ¡Definitivamente no lo hizo Rembrandt! ¿Pero es de suponer que solo si lo hace Rembrandt tendrá valor?
El conocimiento promueve el control. Vamos a la declaración inicial : Lo que ya sabes puede mantenerte apartado de lo que necesitas saber si no sigues siendo enseñable.
Aprender no es el problema. El problema es que al aprender, tendemos a sobrestimar cuánto sabemos de lo que se puede saber. El orgullo y la independencia creada cuando ya nos sentimos seguros de nosotros mismos son las causas de que tropecemos.
En el Reino, la madurez se mide en parte por llegar a ser como un niño. La dependencia es el tema continuo para el niño, porque el reino de Dios es de los que son como ellos. Eso no es para promover o aprobar el comportamiento infantil. Pero es para aclarar lo que es la verdadera madurez a los ojos de Dios. Entre más aprendo, más sé que no sé.
Un erudito dijo que con todo lo que había aprendido, de lo que estaba más consciente era lo que no sabía. Esa clase de aprendizaje es madurez, en un sentido bíblico. Es sabiduría. Debemos madurar y buscar la sabiduría, entendimiento y conocimiento. Estas cosas son vitales para nuestras vidas. Pero con el verdadero aprendizaje viene la humildad. Me hace recordar al rey David y su acercamiento a la vida en este respecto:
“Y a mí, que estoy pobre y afligido, ¡No me olvides Señor!. Tú eres mi ayuda y mi libertador; ¡no te tardes en responderme, Dios mío!” Sal. 40:17 RVC.
Pr. Rafael Vargas