En cada época, Satanás desata un arma de engaño masivo. Ante ello, el cielo no es pasivo, ni se sorprende. Tengamos siempre presente, Dios no puede ser engañado.
Ante la proximidad del mal, el Espíritu Santo recluta personas. Él anhela expresar Su supremacía sobre el mal a través de vasos purificados.
Para entender lo que se avecina debemos volver a visitar el Valle de los Huesos Secos. Hasta donde el profeta Ezequiel puede ver, son huesos secos y blanqueados. El mensaje al profeta es gráfico: aquí no hay vida, alguna.
“… Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos?...” Ez. 37:3a.
Ezequiel, no responde de inmediato, razona, ¿Qué pasa si estos son los huesos de profetas anteriores que dieron la respuesta incorrecta? Así que, humildemente dice: “Señor Jehová, tú lo sabes”. Ez. 37:3b.
“Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová”. Ez. 37:4-6.
Por primera vez para cualquier profeta, se le pide que profetice algo que no puede imaginar.
Lo que sucede a continuación es glorioso y aterrador.
“Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu. Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo”. Ez. 37:7-10.
“Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos”. Ez. 37:11
Israel no tenía esperanza alguna. Ese es el punto de partida. El punto principal es: Dios saldrá de la nada. Cuando todo sea más allá de la esperanza, ÉL restaurará la vida. ¿Por qué? Para que sepamos que Él es Dios y sólo Él lo ha hecho.
Dios siempre comienza con una promesa secreta. Él conoce a Sus siervos y los marca con ese secreto.
“Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”. Amós 3:7
Esto crea un prisionero de esperanza. Ezequiel vio la visión de los huesos restaurados a la vida. Dios le dijo un secreto. Ahora Ezequiel está marcado de por vida. Está separado de la humanidad por una promesa de Dios. Dos emociones chocan en su interior. Él debe llevar la predicción de algo que es a la vez inimaginable pero innegable.
Lo que Dios está luchando por hacer en Bolivia es como el Valle de los Huesos Secos. Es imposible. Debe traer vida donde no existe vida. Sucede de una manera que ningún ser humano puede atribuirse el mérito. Sólo Dios puede hacer algo así. Todos saben que algo se avecina. ¿Cuántos de ustedes han recibido una palabra del Señor directamente, o de una fuente creíble, de que Dios va a derramar Su Espíritu acá en Santa Cruz, de una manera especial, nunca antes vista?.
Muchos hablan de arrepentimiento, santidad, milagros, juicio sobre algunos, bendición sobre otros. Pero, están convencidos de que Dios está enviando una medicina fuerte. Si Dios está enviando una cura radical, solo puede significar que una enfermedad radical está en progreso. Si rechazas la gravedad de la enfermedad, también estás rechazando la cura. El mensaje es simple.
“Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa”. Lc. 19:5
Y al entrar el Maestro en casa de Zaqueo, la vida de este último cambió totalmente.
Hoy entiendo que el derramamiento prometido en Bolivia fue solo uno de muchos. Pero Su evento venidero no sólo es una bendición, es un evento aterrador. Debemos entender lo que Dios quiere decir para crear. Lo que Él quiere crear, cuando encuentra la verdadera rendición, es deslumbrante. Imbuirá a los suyos con poder para realizar milagros notables, poder para hablar con una fuerza irresistible y poder para transferir la riqueza de los malvados al Evangelio. Estemos preparados o no, ¡se acerca!.El Señor quiere que nos invadan emociones duales: la expectativa inquebrantable de que algo está por venir y el temor reverencial de que podamos perdérnoslo
Pr. Rafael Vargas